Blancanieves salió cada mañana a dar su paseo y entrar en comunión con la naturaleza, respirar, oxigenar su delgado pero formado cuerpo. Su musculatura marcada necesitaba ese ejercicio de caminar y seguir formando esas piernas torneadas, duras debido a los años que vivía en la montaña. Con un vestido azul y blanco complementaba a su tez pálida y pelo rojo desenmarañado, nada uniforme. Me encantaba observarla caminar por el sendero, moviendo sus bonitas nalgas, arriba y abajo. Imaginaba cómo su vestido las acariciaba, deseando ser yo. Así comenzaba mi erección. Veía sus pequeños pero turgentes pechos balancearse con arte bajo ese pequeño pero sinuoso escote. El movimiento cambiaba al recogerse la falda en las irregularidades del terreno, entonces podía ver esos tobillos blancos, preciosos, acompañando el compás de sus caderas y pechos. Yo comenzaba a acariciar mi sexo. Su aroma junto al de la naturaleza me invadía. Cierro los ojos y sus pechos me acarician.

Su siguiente punto era el lago. Un lago azul de cuento. De pie, como un ritual, se quita el vestido sobre sus hombros, baja sus braguitas juveniles dejándome disfrutar d elas vistas de sus redondas nalgas y largas piernas. Sigo acariciándome. Se queda con una finísima camiseta interior. Para recoger sus braguitas deja a mi vista su hermoso y sexual culo. Vislumbro su sexo imberbe y su ano me llama como una perla brillante, oscuro. Hermosa escena, preciosos sus agujeros que tanto anhelo. Humedezco mi capullo. Se tumba para que la naturaleza disfrute de su cuerpo. Rojo, blanco, verde, azul. Combinación d esus colores y los del paraje. El aire acaricia sus pechos como flanes, endurece sus pezones. Son caramelos duros donde recrear unos labios, y unos dientes. La brisa viola su sexo, ella se estremece cuando se levanta esa brisa a nivel del suelo acariciando su vulva. Abre un poco más sus piernas. Se hace un porro. Se lo fuma, primero relajadamente, caladas cortas. El porro juega en sus labios, besa su boca. Después ella da caladas intensas y con ansiedad. Masturba el porro con su boca. Su corazón se acelera. Se tumba y se deja llevar…. Acaricia sus pechos. Tiemblan. Tiemblo. Cierra los ojos…

En este momento aparece el ser del que solo había oído hablar en cuentos populares. Lo llamaban el Árbol. Apresada por sus brazos como si de raíces se tratase es arrastrada hasta lo profundo del bosque. Su cabello rojizo lleno de hojarasca, húmeda toda su piel por la fricción con la hierba, con algún que otro arañazo. Sangra. En el suelo es penetrada sin contemplaciones, sus ojos se abren a la vez que su sexo por el aparato del Árbol. Blancanieves siente dolor y placer a la vez. Las embestidas hacen que sus pechos mas que temblar se muevan violentamente. Pezones duros que el Árbol pellizca consiguiendo gritos y gemidos. Exhala. Saliva. Ella no deja de soltar fluidos por todos sus orificios del placer que siente. Él lame una de sus heridas y besa su boca. Muerde Blancanieves los labios de Árbol mientras saca de su vagina ese sexo rojo, duro y gordo, húmedo para clavarlo de golpe y hacer que se arquee el cuerpo de la joven. Descubro ese tatuaje en el costado que se mueve a la vez que ella se corre. La chica del tatuaje dibujado parece comerse a Blancanieves. Sin viento en la espesura del bosque. Vacío. Ella grita de placer llena de sudor. Él dirige su rojo capullo a los labios carmín de Blancanieves para correrse en ellos. Su boca abierta no hace mas que recibir y Árbol arquea su cuerpo, ruge, tiembla el suelo. Ella come y traga, saborea.

Blancanieves se despierta en medio del bosque frondoso, entre ramas por todo su cuerpo. Ha tenido un húmedo sueño. De repente algo le sorprende en la comisura de los labios. Un líquido viscoso alojado en esa preciosa parte de su geografía le sorprende. Se lleva la punta de la lengua a ese punto. Sus expresivos ojos se abren con agrado y sorpresa, saborea y su amplia boca sonríe. Cierra los ojos como si quisiera recordar. Saborea.

Yo, el Lobo, acabo masturbándome mientras observo como su dulce y dolorido cuerpo se pierde camino del lago, para bañarse y descubrir su secreto, pero este será otro cuento…..

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