Esta mañana bajé a comprar el periódico en el quiosco de la esquina, e inmediatamente entré en esa granja cálida y agradable de la misma esquina. Como siempre mi café con leche y mi croasant. Antes de todo, dos sorbos y mi cigarro. Mientras me sirve la camarera empiezo a ojear el periódico. Las noticias de siempre.

Relato erótico el desayuno menú

Aparece una pareja, mediana edad. A ella ya la había visto alguna otra mañana. Hoy ha hecho solecito, tiempo primaveral para ser invierno.

Se han sentado en la mesa de en frente. Ella con unos tejanos ajustados marcando un apetitoso trasero y una chaqueta de piel marrón. Ella elije el sitio de espaldas a mi. Yo no le quitaba ojo. Con mis dedos sujetando mi sien, leyendo y mirándola. Al ir a acomodarse me mira a los ojos y nos aguantamos la mirada. Me da morbo esa situación. Me excita. Lo saboreo.

Se ha sentado ladeada a pesar de estar de espaldas a mi y miraba de reojo, yo la miraba, me gustaba esa sensación de notar como se siente observada.

He pensado, imaginado, en un encuentro, sexual por supuesto. Pero me he imaginado rozándola al levantarnos y pasar uno al lado del otro.

Dirigirnos a los lavabos, coincidencia?

Comerle la boca contra la pared. Notando su abdomen ajustado por los pantalones en mi erección. Y esa boca de vicio que tenía, amplia, con unos labios no muy carnosos pero apetitosos. La mirada desafiante y ella bajándome la cremallera.
Disfruto el tacto de su piel y el de la piel de su chaqueta. Jadea. Me apodero por el escote de su camisa de sus pequeños pero turgentes pechos. Tiene los pezones riquísimos y suspira cuando los rozo a propósito. Se agacha.
Introduce mi sexo en su amplia boca. Me la come como una posesa. Toda. Entera. Ensaliva y babea. Enmaraño mas su pelo ondulado, de mechas teñidas, con mis dedos. Me mira a los ojos mientras absorbe el capullo. Como un caramelo lo utiliza.

Me agarra las nalgas clavando sus uñas. Yo empujo mis caderas hacia su boca. Ella la abre dejando caer saliva por la comisura. Aprieta mis huevos mientras acaricia su cara con mi sexo. Traga. Con una mano me masturba mientras roza mi capullo con sus labios y la otra mano la dirige a mi culo para acariciarlo, para rozar mi ano. Acelera los movimientos masturbándome.

Hace que me corra. Ha sido relámpago. Qué maestría de boca, lengua y labios. Lo movía todo a la vez.

Me besa en la boca aun llena de leche.
Se enjuaga. Coge un chicle y lo mastica.

Le digo:
– Y tu? no me dejas hacerte acabar?
Me contesta:
-La culpa la tienes tú, por mirarme con vicio y tentarme.
Respondo:
– Te volveré a ver…

Se marcha….se cierra la puerta tras de si.

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